MALENTENDIDO

En una película de las antiguas, de las de caballero, espada, mandoblazo y tentetieso, tuve oportunidad de ver como se declaraba una guerra por un malentendido: líderes de ambos bandos se acercaron a parlamentar. Pusieron como condición que las espadas se mantendrían envainadas o, en caso contrario, estallaría la contienda. Cuando estaban en pleno parlamento, una serpiente se deslizó delante de ellos y uno de los presentes sacó la espada para matarla; el gesto fue interpretado como una traición por uno de los contendientes, que ni había visto la serpiente ni se imaginaba que el fulano hubiera sacado la espada para otra cosa que no fuese atacarle. No hubo tiempo para explicaciones antes de que se enzarzaran en la lucha y aquel gesto de sacar la espada imprudentemente en pleno parlamento con el enemigo generó, por un malentendido, una guerra cruel.
Si ya hemos dicho muchas veces que la realidad supera la ficción, tenemos un ejemplo en China; un malentendido ha provocado una masacre entre dos etnias rivales. Por si fuera poco esto, el Estado chino, que no se caracteriza por su condescendencia democrática precisamente, ha puesto su granito de arena inmediato para zanjar el asunto a base de palos y ejecuciones a los responsables, según ellos mismos han dicho.
La película es película; pero en la realidad… ¿tanto le cuesta a la raza humana pensar antes de hacer las cosas para evitar malentendidos como éstos que degeneran en tragedias y masacres?