Siempre preocupado por la crisis, sin acabar de aclararme sobre como funciona la economía e intrigado por el tema de la deuda que ha llevado incluso a reformar la Constitución poniéndole un "techo" (a la deuda, no a la Constitución), decidí hacer una inclusión en el asunto y descubrí, que, curiosamente, aquella pregunta que un compañero de clase le hizo al profesor de economía allá por el inicio de los ochenta cuando yo pululaba por el instituto, no tenía nada de burrada, como en un principio se pensó; resulta que aquel muchacho dijo, en una clase sobre la crisis: Pero bueno, ¿no tiene el Estado las máquinas de hacer dinero? ¿Pues por qué no fabrican el dinero necesario para construir los hospitales, carreteras e institutos que necesiten?" (No recuerdo si esta cuestión la he referido ya en éste blog, es probable, y probable también que el texto de la pregunta no fuera así en la forma, pero si en el fondo).
La cuestión es que el Estado, cuando no tiene dinero (que últimamente es siempre) echa mano de la emisión de deuda, a corto, medio y largo plazo, que no es otra cosa que vender, respectivamente, Letras, Bonos y Obligaciones (del Tesoro) (en España se llaman así según los plazos), o sea, papeles, que garantizan una rentabilidad a su vencimiento.
Y llegamos a la cuestión que planteaba la pregunta: el comprador de la deuda (que pueden ser bancos privados, particulares o el sector exterior), podría ser el Banco Central del país, con lo cual resulta que la deuda es ficticia, osea, que es una creación pura y dura de dinero, algo así como lo que podría hacer un particular girándose una letra a sí mismo para obtener liquidez en un momento determinado.
Visto lo visto no es difícil averiguar que las administraciones han echado mano de la deuda más de lo que debieran y me da en la nariz que hemos construido el tan cacareado estado del bienestar de una forma ficticia, sin dinero, realmente, para construirlo. Es como si una familia, por ejemplo, aparte de gastar sus ingresos, echa mano de la tarjeta de crédito para tener más comodidades de las que puede permitirse y va pagando esas disposiciones con sus respectivos intereses, con lo cual se va endeudando poco a poco viviendo por encima de sus posibilidades.
Continué leyendo otros asuntos económicos, como el tema de la prima de riesgo o el déficit público, donde acabé perdiendo el hilo y abandoné el intento de clarificar un poco más el asunto económico, eso sí, consciente de que estamos metidos en un buen lío del cual yo no sé como vamos a salir.