Acabo de ver, hace menos de una hora, algo que me ha hecho albergar esperanzas; esperanzas de que la humanidad todavía no ha perdido el rumbo y podemos vivir en paz y en respeto mutuo; a lo mejor me dicen que soy un exagerado, o un tiquismikis sensible, pero esto es lo que hay. Ha ocurrido en el maratón de futbito, en la alameda: minutos finales de uno de los partidos, uno de los contendientes ha cometido una falta sobre otro del equipo contrario, que ha caido al suelo. Inmediatamente se ha acercado a él,le ha ayudado a levantarse y se han abrazado. "Buen gesto -pienso para mí-, deportivo cien por cien." Pero no todo ha acabado ahí; unos minutos después ha acabado el partido. He visto a otros dos contendientes hablando y gesticulando con fuerza; me he preocupado, creía que iba a haber pelea. De pronto, han terminado de hablar y se han abrazado efusivamente; me ha sorprendido gratamente; eran jóvenes, y me confirma que la juventud de hoy no es mala como afirman muchos. En la juventud hay de todo y hay que que comprenderla, guiarla cuando sea necesario y dejarla vivir a su aire cuando sea necesario. De todas formas, los dos gestos que he visto hoy me han hecho albergar esperanzas, como he dicho antes: no todo está perdido en ésta humanidad que a veces agoniza a veces revive con fuerza.
0 COMENTARIOS:
Publicar un comentario