Recuerdo una película que vi hace mucho tiempo; no se si era un corto o un largometraje. Las imágenes están muy difuminadas en mi mente; había dos hermanas que vivían en una misma casa o apartamento. Una de ellas estaba enferma; tenían un árbol en el jardín al que se le estaba cayendo las hojas. La mujer enferma veía como cada día le quedaban menos hojas al árbol y se le metió en la cabeza que cuando cayera la última hoja ella moriría; poco a poco las hojas fueron cayendo y por fin llegó el día en que sólo quedó una hoja. La enferma, angustiada, pensó que al día siguiente, la última hoja habría caído y su vida llegaría a su fin. Pero cuando se asomó a la ventana, pudo ver que la hoja seguía en su sitio; sorprendida, dejó transcurrir un día más. Al asomarse nuevamente vio que la hoja no se había caido; su ánimo empezó a mejorar y su enfermedad también; puesto que ella había esperado la muerte con la caida de la última hoja, pensó también que la vida no quería dejarla partir y por eso evitaba esa última caída, de tal forma que mejoró. Finalmente, nos enteramos que la última hoja había caído en su tiempo; lo que ocurrió fue que, un vecino, enterado de la situación, dibujó una hoja sobre la pared, de tal forma que la enferma lo que veía cada día era el dibujo, aunque ellao lo sabía; con esa ilusión pudo cambiar la ilusión de vivir de la persona para que decidiera luchar por superar su enfermedad.
Un saludo a los portadores de ilusión, porque de ilusión también se vive y la ilusión deja vivir.
0 COMENTARIOS:
Publicar un comentario