Hace unos dias que nos acompaña la primavera, pero parece que aún estemos en el invierno; lluvia, nubes y agua abundante, aunque no excesiva, como en aquella ocasión en las que hubo inundaciones.
AGUA ABUNDANTE
Hace unos dias que nos acompaña la primavera, pero parece que aún estemos en el invierno; lluvia, nubes y agua abundante, aunque no excesiva, como en aquella ocasión en las que hubo inundaciones.
CANSADO
Me siento cansado.
En algunas otras
entradas de este blog me he preguntado qué más nos iba a caer encima, después
de sufrir lo que hemos sufrido; ahora ha sido lo de Chipre. Dice el refrán que
"Cuando las barbas de tu vecino veas rapar, echa las tuyas a
remojar". Uno de nuestros ministros ha dicho que no hay riesgo de
contagio; luego que puede haberlo. De la
noche a la mañana han cerrado los bancos, han secuestrado el dinero de los que
tenían ahorros en ellos y han dejado a la gente tirada. ¿Es esto una acción
correcta, coordinada, sensata, de la unión europea? Esa unión europea que se
nos vendió como lo mejor de lo mejor, lo mejor que podía ocurrirnos, no para de
fastidiarnos. Para colmo, alguien de las altas jerarquías ha manifestado que el
rescate de Chipre, con el leñazo a los ahorradores, puede ser exportable a
otros países, declaración suficiente para disparar la prima de riesgo,
tambalear la bolsa y subir la adrenalina. Para mí que esto es un caldo de
cultivo: cuando nos llegue a nosotros, ya estaremos preparados porque nos lo
están metiendo poco a poco. Primero es un susto, no pasa nada, no es aquí...
pero ya tenemos el miedo en el cuerpo y cuando llegue la realidad estaremos
habituados... Pretenderán que los hayamos asumido con anterioridad y así no protestemos,supongo,
porque si no, no se explica.
Me siento tan
cansado que el otro día, cuando escuché a alguien decir por televisión que la
crisis está tocando a su fín, ni siquiera tuve ganas de
indagar, de averiguar, quien lo decía,
porqué lo decía y en qué se basaba.
No es cansancio
físico; es el cansancio moral, o espiritual, o inmaterial, como quieran
llamarlo, después de ver cada día los despropósitos de este país y de la Unión Europea
(la que nos vendieron como lo mejor) y ver que no hacen nada, que se destruye
el sistema y miran para otro lado, que no saben cómo resolver la crisis nada
más que cargando sobre los ciudadanos de a pie los recortes y los palos, ni
tienen lo que hay que tener para decirlo. Estoy cansado de presuntos políticos
que no cumplen sus promesas electorales, y lo reconocen tan campantes, pero no
dimiten, políticos que se han llenado, presuntamente, los bolsillos con dinero público, banqueros
que se han llenado, presuntamente, los
bolsillos con el dinero de los ahorradores...
Estoy cansado de
ver en la prensa cada día las luchas entre los partidos políticos y sus
acólitos; dependiendo de la cadena de televisión que veas,
según a qué partido político es afín, te montan programa tras programa "la
indecencia, la incredulidad, el pasmo" ante lo que está haciendo el del
partido contrario. Y se quedan tan campantes. Y son medios plurales, objetivos,
independientes... ja ja.
Estoy cansado de
ver como día tras día la gente se levanta abocada a un futuro incierto mientras
nuestros dirigentes no han visto mermados sus altos sueldos, ni sus prebendas,
ni se ha visto afectado el número de tantos representantes que tenemos mirando a Bruselas y esperando que la
solución les llueva del cielo.
Estoy cansado.
EL ESTADO DE LA NACION Y UN POCO DE EXTRAPOLACION.
El estado de la Nación se resume pronto; no hacía falta un debate para eso: seis millones de parados, una ola de indignación popular contra los políticos por los casos de corrupción que estamos viviendo y un futuro que es incierto.
No hay más.
El estado del bienestar se está resquebrajando; lo notas cuando una familia de cuatro miembros, todos en paro, que subsiste con cuatrocientos euros de la ayuda al mes, tiene que pagar cincuenta euros para que una ambulancia le lleve a un hospital que está a cuarenta kilómetros por una situación que, a pesar de no revestir urgencia, necesita intervención hospitalaria, o cuando a los padres de un niño que necesita atención psicopedagógica, uno parado sin ingresos y el otro con un sueldo de doscientos euros al mes, le cobran cincuenta euros por esa atención.
Y podríamos enumerar más cosas.
Si pides el paro y te lo deniegan porque tu marido trabaja y es mileurista, entonces te pasas unos euros… y dices, bueno, no puedo quejarme; al menos mi marido tiene un sueldo… Luego ves por la tele que un tesorero de un partido político gana veintiún mil euros al mes y todavía no protestas, porque dices… “Jo que suerte quien lo cogiera ese sueldo….” Claro, piensas… hay gente que nace con estrella y otros que nacen estrellados. Así será; además, estamos en una sociedad de “igualdad de oportunidades”; será que yo no he aprovechado las mías.
Pero cuando escuchas que el noventa y cinco por ciento de la financiación de ese partido político es pública, ya ahí te indignas; oye, a mí por unos euros no me dan cuatrocientos euros durante unos meses y a este le estamos pagando… veintiún mil euros al mes. Y ahora resulta que, además, se ha extrapolado a los partidos políticos el funcionamiento de la administración.
Alguien comentaba en tuiter el otro día que criminalizan a gente que cobrando cuatrocientos euros de paro hacen algún chapú y resulta que tienen a un señor que con veintidós millones en Suiza le van a dar el paro. Este país es así.
Un momento, un momento, ¿qué se ha extrapolado? ¿De qué estamos hablando?
Pues que no solo estamos pagando los cargos públicos sino también los cargos de los partidos políticos; ahora me explico por qué hay tantos vicesecretarios (de política institucional, de relaciones de no sé que, de no sé cuantos….) Claro, se ha extrapolado el sistema de la administración a los partidos políticos. Sinceramente, solo se salvan algunos políticos, la mayoría de nivel local, esos que dedican a veces veinticuatro horas a resolver problemas de sus conciudadanos y cobrando un sueldo simbólico de unos pocos euros.
¿Y la extrapolación?
Tiene usted un negocio, que le reporta un beneficio de dos mil euros al mes; tiene diez empleados y dirige usted el negocio; como tal se ocupa de coger diariamente la recaudación e ingresarla en el banco y luego anota en los libros de registro la cantidad ingresada y revisa el extracto del banco para ver que es correcto el ingreso. ¿Se imagina lo que ocurriría si usted hace lo siguiente?: Decide contratar un trabajador para que saque el dinero de la caja, otro para que lo cuente, otro para que lo lleve al banco, otro para que lo anote en el libro registro y otro para que revise el extracto. Y no solo eso, un sexto que los supervise y un séptimo que los coordine. Y por último un asesor que los asesore a todos. Les da a todos coche, chófer, internet, movil y tablet. A cada uno le nombra director de su cometido y le paga dos mil euros al mes, con lo que necesita dieciséis mil euros para esos sueldos (mas el gasto de las prebendas); solo tiene dos mil , así que tiene una pérdida de mas de catorce mil euros al mes, suplidos con financiación de un banco. Al cabo de unos cuantos meses, ¿cuál sería su situación? Ruina total. Pero no solo eso; monta otra empresa, con las mismas características y ahora tiene a dieciséis personas haciendo lo que puede hacer solo una; pero aquí no para la cosa. Se organizan asociaciones entre los trabajadores y sus representantes a las que se dan subvenciones para su mantenimiento, o para investigar la vida de los leones del Serengeti, o… mejor paro ya que no tengo cabeza para enumerar tanto despropósito.
Extrapolemos esto a la administración central y autonómica y nos encontramos con el panorama que tenemos actualmente; era cuestión de ruina, tarde o temprano, con crisis o sin crisis. Con crisis más, claro.
Si a todo esto añadimos que algunos, presuntamente, además de las prebendas que tenían, han dado unos cuantos manotazos al cajón…
Y para colmo de males, en vez de quitar a toda esa gente que no hacen nada, a toda esa escala directiva y/o representativa innecesaria, doblemente innecesaria por duplicada, de los diez trabajadores se quitan cinco en cada empresa y a los otros cinco se les reduce el sueldo; y a todos se les suben los impuestos, se les imponen co-pagos … Extrapolemos…
Conclusión final: el estado de la nación se resume pronto, como decíamos al principio.
Y nuestro estado de ánimo también se resume pronto…: indignación y cabreo absolutos.
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