Hace treinta años, durante una clase de historia en el Instituto, tocamos el problema de la Industria en Andalucía; pero no se comentaron las causas de que en esta región la industria fuera muy escasa. Curiosamente, unos días después, sería un cura en la clase de religión el que, a nuestras preguntas, respondía con una frase que se me quedó grabada en la mente: “Hacen falta emprendedores”; hablando del paro, él puso el ejemplo de la construcción, donde hacían falta, en aquella época, encofradores: decía que no era necesario tanto para constituir una empresa de encofradores y sin embargo no las había, escaseaban. Lo que hacía falta era iniciativa.
Luego, a lo largo de todos estos años transcurridos, mi afición por la historia me ha llevado a indagar el por qué en Andalucía estamos a la cola de España y de Europa en Industria, aunque muchas veces me he encontrado con opiniones y comentarios muy particulares, ya que, como dice el refrán, “En éste mundo traidor, nada es verdad ni es mentira; todo es según el color del cristal con que se mira”.
No obstante hay cosas que considero certeras, como el desmantelamiento industrial debido a la crisis internacional de los setenta, que afectó a la industria andaluza más que a otras regiones por el simple hecho de que aquí aún no habíamos alcanzado un desarrollo industrial tan elevado como en ellas.
La política tampoco ha sido ajena a la cuestión; todos sabemos que las situaciones que generan los intereses políticos son a veces perjudiciales para determinados sectores, así como que las ayudas de las diferentes administraciones no han sido correctamente encausadas para que fueran efectivas, unas veces porque la centralización del poder no ha tenido en cuenta las verdaderas necesidades de la periferia y otras porque los gobiernos periféricos no han sabido aplicar políticas efectivas para el desarrollo industrial.
Por lo tanto pienso que las causas de que Andalucía se encuentre, en el terreno industrial, en ésta situación, son varias y deben ser compartidas por todos; no podemos olvidar que ésta región ha sido feudo latifundista, tierra de “señoritos” que solo se ocupaban de mandar en sus dominios y que, salvo contadas excepciones, no se han preocupado de su tierra sino de “sus tierras”. Y para activar el desarrollo (sea industrial, tecnológico o social), es necesaria la colaboración de todos: inversores, trabajadores, banqueros, emprendedores… Sin embargo, tampoco podemos dejar de lado los ciclos económicos que azotan de cuando en cuando la economía, tanto los boyantes (donde de pronto se crea en cualquier sector una burbuja y todo el mundo se arrima a él hasta que al final la burbuja explota) como los de crisis, (el que padecemos ahora, por ejemplo). ¿Quién sería el emprendedor que, en estos tiempos en los cuales vivimos, se embarcaría en crear, por ejemplo, en ésta zona, una industria para el tratamiento o transformación del corcho, un producto típico de ésta zona? ¿Y qué banquero apostaría por él?
Al final, el problema, al no haberse solucionado en sus orígenes, sigue dando vueltas, nos viene del pasado y es la pescadilla que se muerde la cola en un círculo vicioso que nos hace mantenernos en la misma situación año tras año.
Luego, a lo largo de todos estos años transcurridos, mi afición por la historia me ha llevado a indagar el por qué en Andalucía estamos a la cola de España y de Europa en Industria, aunque muchas veces me he encontrado con opiniones y comentarios muy particulares, ya que, como dice el refrán, “En éste mundo traidor, nada es verdad ni es mentira; todo es según el color del cristal con que se mira”.
No obstante hay cosas que considero certeras, como el desmantelamiento industrial debido a la crisis internacional de los setenta, que afectó a la industria andaluza más que a otras regiones por el simple hecho de que aquí aún no habíamos alcanzado un desarrollo industrial tan elevado como en ellas.
La política tampoco ha sido ajena a la cuestión; todos sabemos que las situaciones que generan los intereses políticos son a veces perjudiciales para determinados sectores, así como que las ayudas de las diferentes administraciones no han sido correctamente encausadas para que fueran efectivas, unas veces porque la centralización del poder no ha tenido en cuenta las verdaderas necesidades de la periferia y otras porque los gobiernos periféricos no han sabido aplicar políticas efectivas para el desarrollo industrial.
Por lo tanto pienso que las causas de que Andalucía se encuentre, en el terreno industrial, en ésta situación, son varias y deben ser compartidas por todos; no podemos olvidar que ésta región ha sido feudo latifundista, tierra de “señoritos” que solo se ocupaban de mandar en sus dominios y que, salvo contadas excepciones, no se han preocupado de su tierra sino de “sus tierras”. Y para activar el desarrollo (sea industrial, tecnológico o social), es necesaria la colaboración de todos: inversores, trabajadores, banqueros, emprendedores… Sin embargo, tampoco podemos dejar de lado los ciclos económicos que azotan de cuando en cuando la economía, tanto los boyantes (donde de pronto se crea en cualquier sector una burbuja y todo el mundo se arrima a él hasta que al final la burbuja explota) como los de crisis, (el que padecemos ahora, por ejemplo). ¿Quién sería el emprendedor que, en estos tiempos en los cuales vivimos, se embarcaría en crear, por ejemplo, en ésta zona, una industria para el tratamiento o transformación del corcho, un producto típico de ésta zona? ¿Y qué banquero apostaría por él?
Al final, el problema, al no haberse solucionado en sus orígenes, sigue dando vueltas, nos viene del pasado y es la pescadilla que se muerde la cola en un círculo vicioso que nos hace mantenernos en la misma situación año tras año.
1 COMENTARIOS:
veo k te gta muxo la copla pero le das muxo bombo a la Gallego; hay otras y otros k kantan mu biende las 3 edicion y a ella el jurado la critiko muxo
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