Hace poquito tiempo comentábamos el tema del cambio climático y la amenaza de la sequía que se cernía sobre nosotros; el panorama ha cambiado en un par de semanas (en lo que se refiere a la sequía). La naturaleza nos ha endosado un viaje de agua que ha causado estragos en muchos lugares; cultivos que hace menos de un mes estaban siendo regados se han quedado bajo agua, se han desbordado ríos y, aquí en Benalup, la torre que mide la capacidad de la “presa del Barbate” ha vuelto a desaparecer, debido a la cantidad de lluvia caída. El día de Reyes me di un paseo por allí para echar un vistazo y grabar algunas imágenes. Hacía falta agua, desde luego, pero no que viniera toda junta, así que se corrobora aquello de que, con la lluvia, nunca estamos contentos. De todas formas, el fantasma de la sequía se ha alejado de momento.
El fantasma del cambio climático, en cambio, valga la redundancia, sigue ahí; y nosotros tenemos que seguir alerta.
El fantasma del cambio climático, en cambio, valga la redundancia, sigue ahí; y nosotros tenemos que seguir alerta.
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