REDES SOCIALES

Los que tenemos ya unos añitos y sabemos la respuestas del anuncio ese donde los otrora famosos payasos de la tele preguntan “¿Como están ustedes?” o lo que le pasa a Wickie el Vikingo cuando se frota la nariz, sentados ya en la butaca de observación de la historia con experiencia suficiente para saber si cualquier tiempo pasado fue mejor o vivimos en el paraíso ahora, nos quedamos a veces con la boca abierta con ciertas modas que se imponen en la sociedad. Y es que, si no vas a la moda, no eres nadie, eres un carroza, no molas… Ya conté en este blog mi experiencia con el tema de hacerlo porque los demás lo hacen así, por lo que siempre voy con pies de plomo en todo lo nuevo que tengo que estrenar, ver, probar o hacer. Hace un tiempo me invitaron a darme de alta en una de esas redes sociales, lo cual hice, aunque tengo poco tiempo para andar compartiendo historias delante del ordenador (ya tengo bastante con el blog y las visitas obligadas a otros blogs que me interesan); me llamó la atención, sin embargo, la amplitud de la puerta que se abría ante mí, bueno, no, rectifico, no la magnitud de la puerta, sino la magnitud del telescopio que se podía enfocar hacia mí, más potente que el Kepler o el Spitzer de los que he hablado últimamente, ya que cualquier cosa que yo ponga ahí, sea de lo que estoy haciendo o imágenes de lo que hice, puede ser visto en todo el mundo y parte de sus alrededores (incluso por los marcianos, si es que existen y tienen pinchadas nuestras redes). Así que me impresionó bastante; no es que me sorprendiera, porque, como editor de un blog, soy consciente de que pueden leer mis historias gente de todo el universo, pero sí que me indujo a pensar en que aquí, más que nunca, hay que ser suficientemente precavido porque una cosa es escribir tu opinión sobre un tema y otra cosa es hacerte amigo de tropecientos desconocidos y contarles tu vida y enviarles imágenes de la misma. Poco tiempo después de esto un anuncio de televisión ha venido a darme la razón en mi postura, mira por donde, viniendo a decir, precisamente, que seamos precavidos, que lo que pongamos en internet puede verlo todo el mundo. Así que, tengamos cuidado con las redes sociales, porque, desgraciadamente, no todo el mundo va de buena fe.