EL TRUCO DEL ALMEDRUCO

Uno de los “malos” a los que descubrió el inefable “Teniente Colombo” cuando hacía furor con su vieja gabardina allá por los años ochenta, utilizó un truco para crearse una coartada que le libró momentáneamente de ser sospechoso del asesinato. El tío jugaba frecuentemente con su ayudante escribiendo con anticipación el número que éste le decía; la noche de autos, le preguntó al mismo en qué número estaba pensando y cuando este le contestó que el cuatro le dijo: “Mira debajo de tal objeto”. Y allí había un papelito que ponía: “Sabía que dirías el cuatro”. El truco era sencillísimo, pero si al pronto no caes en la cuenta, te crees que el tío es un mentalista de tomo y lomo y puede leerte los pensamientos; nada más lejos de la realidad. Simplemente consistía en poner tantos papelitos como números le dieras la oportunidad de decir al otro, así que, una vez que éste manifestaba su opción, bastaba con decirle que mirara bajo el objeto que tenía el número adecuado. Un montón de años más tarde leí en un folleto informativo (fíjense la importancia de leer; lo que sea, lo importante es leer que todo puede valer), lo que los “genios” del “tocomocho” moderno habían inventado para conseguir captar clientes, haciendo que, durante cuatro días consecutivos te “adivinaran” si, por ejemplo, las acciones de “Tal Cual S.A.” iban a subir o bajar. Un nuevo truco sencillote, pero si no caes te la dan con queso y puedes “picar”; los individuos efectuaban dos mil llamadas telefónicas a otras tantas personas, lejanas en la distancia y el tiempo; a mil de ellas les decían que las acciones subían y a otras mil que bajaban. Al día siguiente, con los mil que habían acertado, repetían la operación; siempre, dividiéndolos por la mitad: a quinientos que subían y a quinientos que bajaban. Y así durante cuatro días, dividiendo las probabilidades al cincuenta por ciento. Resultado: al final de esos cuatro días tienen a 125 personas a las cuales han “adivinado” la evolución de las acciones de la empresa. Con que solo una de ellas invierta, recuperan el dinero de las llamadas telefónicas y se embolsan un pico. Así que, si durante varias semanas recibes una llamada que te adivina, por ejemplo, si tu equipo de fútbol favorito va a perder, empatar o ganar en el partido del domingo y te proponen una inversión en una peña quinielística, no te fíes; piensa en “el truco del almendruco”.

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