Si cuando apretamos un botón para hacer una foto con la cámara integrada en nuestro teléfono móvil, el leve "clic" que oímos nos teletransportara en el tiempo a los inicios de la fotografía, nos llevaría ciento setenta y dos años atrás; en 1837, el inventor y decorador teatral francés Louis Daguerre, presentó en público el primer procedimiento fotográfico de aplicación directa, después de una serie de investigaciones sobre las técnicas fotográficas. El daguerrotipo sentó las bases de la fotografía y causó un revuelo sensacional en París, donde la gente cargaba con el armatoste, que pesaba diez kilos, y salía a "fotografiar" diferentes paisajes. También supuso un avance en el mundo de la información; el nuevo instrumento permitió, por ejemplo, seguir en imágenes la guerra de Crimea o la guerra de Secesión Americana.
La fotografía está en constante evolución; recuerdo cuando niño que teníamos que hacer las fotos, esperar a que acabase el carrete y llevarlas al revelado para poder verlas por fin al cabo de unos días. Después aparecieron los puestos de revelado rápido, donde, en una hora, te las entregaban; hoy en día todo eso ha quedado atrás. Los "megapixels" se han comido los viejos rollos de película y en nuestra cámara digital o teléfono móvil podemos almacenar multitud de fotografías e imprimir las que queramos a nuestro antojo, por no hablar de los satélites que pululan por el espacio y pueden enviarnos fotos nítidas y al detalle de una vaca pastando en China o un ornitorrinco rascándose el bigote en Australia. ¿Imaginaría el precursor de la fotografía tal cosa?
Lo que seguro que no imaginó es que multitud de famosos extenderían el brazo ante los cacharros descendientes de su invento manejados por paparazzis con la típica frase por bandera: "Fotos no, gracias."
La fotografía está en constante evolución; recuerdo cuando niño que teníamos que hacer las fotos, esperar a que acabase el carrete y llevarlas al revelado para poder verlas por fin al cabo de unos días. Después aparecieron los puestos de revelado rápido, donde, en una hora, te las entregaban; hoy en día todo eso ha quedado atrás. Los "megapixels" se han comido los viejos rollos de película y en nuestra cámara digital o teléfono móvil podemos almacenar multitud de fotografías e imprimir las que queramos a nuestro antojo, por no hablar de los satélites que pululan por el espacio y pueden enviarnos fotos nítidas y al detalle de una vaca pastando en China o un ornitorrinco rascándose el bigote en Australia. ¿Imaginaría el precursor de la fotografía tal cosa?
Lo que seguro que no imaginó es que multitud de famosos extenderían el brazo ante los cacharros descendientes de su invento manejados por paparazzis con la típica frase por bandera: "Fotos no, gracias."
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