GUERRA Y PAZ

Los soldados de la fuerza internacional desplegados en Afganistan (entre los que se encuentran los españoles) se las ven y se las desean para mantener la paz en ese país; el problema de Afganistán debe de ser mayusculo. Un país que fue invadido por los rusos, luego sufrió la dictadura talibán y ahora ha sido invadido por los americanos (y sus socios), debe de contener una mezcla explosiva de sentimientos en la sociedad que lo compone como para no augurar un futuro muy pacífico. Algunas voces apuestan ya por la retirada del país en un plazo de cinco años y dejar en manos de los afganos su destino; ese destino, sin embargo, no está nada claro si a fecha de hoy las tropas extranjeras siguen sufriendo ataques y, no solo las tropas extranjeras, sino la propia población civil. Vamos a enviar doscientos soldados más a este país pare reforzar la seguridad de los que ya están allí; espero que no sólo sea para pegar tiros y estemos ayudando a la población civil a superar la situación que, sin comerlo ni beberlo, por culpa de cuatro desgraciados, se les ha venido encima, pero, por encima de todo eso, la ONU, (o los americanos, que siempre son los que inician el tinglado), ¿creen que cuando abandonen Afganistan dejarán detrás un país democrático y estable? En todo caso, si nuestras tropas han ayudado ha salvar vidas (o a hacerlas mejores) de esos niños desheredados del mundo o de esas mujeres maltratadas por gente que tienen una absurda visión de la raza humana, la tarea habrá valido la pena.

Una bronca para los partidos políticos: dejen de mercadear por intereses políticos con la presencia de tropas en el exterior. Todos los gobiernos ultimamente mandan tropas al exterior en misiones de paz, pero las tropas son tropas y, desgraciadamente, si les atacan tienen que defenderse. Estan allí, ayudando a la gente y jugandose la vida y no deben ser objeto de estériles discusiones en el parlamento en busca de réditos políticos (estériles porque no sirven para nada más que para gastar e dinero de los contribuyentes).