El próximo domingo se celebrarán las elecciones al Parlamento Europeo; hace unos días escuché una crítica acerca de ésta institución, poniendo en cuestión su utilidad o efectividad. Yo no voy a cuestionar tales cosas, aunque no me falten ganas porque, después de intentar colarnos a todos los europeos una jornada laboral de sesenta y ocho horas, la cosa es para, efectivamente, cuestionar esa actividad.
Lo que sí voy a criticar es el elevado número de representantes que tenemos en ese parlamento (creo que son más de setecientos) y, de pasada, el número de representantes que hay en el parlamento español (trescientos cincuenta en el Congreso y otros tantos, supongo, en el Senado, que yo creo que ni los políticos tienen claro todavía para qué vale el Senado).
Indudablemente los Diputados tendrán más trabajo aparte de asistir a los Plenos a escuchar como los líderes de sus respectivos partidos se tiran los trastos a la cabeza y a apretar el botoncito del voto automático, pero no hay quien me haga dejar de pensar que con cien diputados se desarrollarían las mismas funciones que se hacen hoy perfectamente y en el parlamento europeo tampoco harían falta tantos.
Pues creo que ahora es el momento de que se haga esa rebaja, que a las arcas públicas buena falta le hace; pero claro ¡la que habría que formar para efectuar esa reducción! Y los ríos de tinta que correrían, a favor y en contra.
Ya se lío una polémica (creo que en los años noventa) porque alguien lanzó la idea de rebajar el sueldo de los Diputados un diez por ciento y éstos pusieron el grito en el cielo; en fin, por lo menos, que les dejen el sueldo congelado, no vaya a ocurrir lo que en esa película donde un grupo de concejales quería una subida del ochenta por ciento y otro una subida del noventa por ciento. Ante la falta de acuerdo el Alcalde puso una solución drástica: subió el cien por cien y todos contentos.
1 COMENTARIOS:
FINAL DE LA CUENTA ATRAS. PARA LAS ELECCIONES EUROPEAS. A VER AHORA LOS MAS DE SETECIENTOS DIPUTADOS EUROPEOS SI SON CAPACES DE SACARNOS DE LA CRISIS.
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