INTERCULTURALIDAD
Tu dios es judío;
Tu música negra;
Tu coche japonés;
La pizza que comes, italiana;
El gas que llega a tu cocina, argelino;
Esta democracia tiene raíces griegas;
Tus vacaciones las planeas en Marruecos;
Los números con los que calculas, son Árabes;
Las letras que escribes son latinas...
¿y dices que tu vecino es extranjero?
Estas palabras encierran todo un reto que tiene la sociedad en la que vivimos actualmente: la inmigración. Decantándose, como podemos observar, por abrir las puertas a los inmigrantes, recibirles con los brazos abiertos y no discriminarles.
Pero las cosas no son tan sencillas como parecen; muchas personas ven con recelo la presencia de inmigrantes. No porque sean racistas, sino porque ven como vapulean sus puestos de trabajo. Por otra parte, otros opinan que los inmigrantes son necesarios para mantener la pirámide de producción con una base amplia que trabaje y cotice a la seguridad social. Pero, de momento, yo no veo que esto sea así, porque desde hace varios años escucho hablar del “pleno empleo”, pero siempre hay de dos millones de parados para arriba.
El resumen de todo este cacao de la inmigración es que los gobiernos, como siempre, lo están haciendo mal; primero, porque habría que ayudar a los países de procedencia para que esta gente pudiera buscarse la vida en su país; segundo, porque sus gobiernos están más preocupados en enriquecerse que en evitar que sus súbditos emigren a otros países: el pensamiento es filosófico: “Cuantos menos seamos aquí, mejor”. Y así, las mafias que les cobran a los inmigrantes por traerles a una “vida de ensueño”, campan a sus anchas en cualquier país del tercer mundo sin ningún tipo de impedimento. ¿Cómo se soluciona esto?
No hay solución; seguiremos dando tumbos, seguiremos poniendo parches, los solidarios seguirán siendo solidarios y los insolidarios insolidarios, los gobiernos echando tierra sobre el asunto y los inmigrantes y los residentes pagando los platos rotos.
2 COMENTARIOS:
Una puntualizacion: La revista ha sido realizada conjuntamente por los colegios Tajo de las Figuras y Padre Muriel, dentro del proyecto intercentros "Escuela, espacio de paz".
Como dice el refran: "A dios lo que es de dios y al cesar lo que es del cesar"
Gracias por la puntualización, Norberto; yo ignoraba que hubiese sido realizada conjuntamente.
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