EL FUTURO ES VUESTRO

Me dirijo a los jóvenes que están en edad escolar, a esos adolescentes quinceañeros que están despertando a la vida, al hilo de los treinta años que se acaban de cumplir de la Constitución española. Tres años antes de aprobarse, el Rey, en el discurso realizado cuando fue proclamado como tal, dijo:”Si todos permanecemos unidos, habremos ganado el futuro” Se refería a España y los españoles. El futuro teníamos que ganárnoslo en la unión y en la lucha; en la lucha, en el trabajo por una vida mejor para nosotros y nuestros hijos.

Cuando se aprobó la constitución en aquella época yo tenía quince años; yo era ese joven al que se dirigían, como yo me dirijo a vosotros hoy, para decirme que el futuro era mío y que tenía que luchar por él.

Quiero deciros que desde entonces ha llovido mucho y muchas cosas han cambiado; pero la esencia de mi mensaje es la misma: el futuro es vuestro y tenéis que luchar por él, porque un día tendréis que dejar vuestro hogar y crear uno propio, crear una familia y luchar por ella y su futuro en una cadena si fin donde todos somos engranajes que tenemos que darlo todo para que esto funcione.

Y vosotros estáis en la edad de empezar a luchar por vuestro futuro, porque, lo creáis o no, de lo que hagáis hoy dependerá vuestro mañana, así que yo os aconsejo, por vuestro bien, que no desaprovechéis la oportunidad. Estudiad, por favor; estáis en la edad de hacerlo, de aprender, aunque creáis que es un muermo, un tostón, un agobio... estudiad y aprended, porque el futuro es vuestro. Que no os desalienten las circunstancias adversas.

También quiero deciros que los alumnos de hoy tenéis una oportunidad inmejorable, porque tenéis todos los medios a vuestro alcance; hace treinta años yo llegué por primera vez al instituto de Formación Profesional donde estudié. Estaba lleno de ilusión, de alegría y de esperanza; iba a estudiar electrónica, la pasión de mi vida. Ansiaba que llegara el momento de entrar en el taller para hacer prácticas; era una época donde la situación económica no era muy boyante para las familias y yo no tenía ningún aparato electrónico. Por eso deseaba ese momento; por fin llegó, y cuando esperaba entrar en un taller lleno de todo tipo de aparatos electrónicos me encontré en un taller donde sólo había bancos de trabajo. Nos colocaron de cuatro en cuatro; yo miraba hacia todos lados, desorientado, buscando la tecnología que tanto me fascinaba; de pronto vi que el profesor venía repartiendo algo... Cuando llegó a mi altura puso delante de mí sobre la mesa de trabajo, un trozo de hierro, pequeño, con los bordes arqueados. Yo miré aquel trozo de metal preguntándome que significaba aquello. Cuando terminó de repartir a cada uno de los alumnos, dijo: “Señores, en el cajón de la mesa de trabajo tienen una lima y una escuadra; tienen que limar el trozo de hierro hasta dejar los bordes completamente planos, a escuadra”. Me quedé tan anonadado que cuando reaccioné ya mis compañeros habían comenzado la tarea. Fui inmediatamente a ver al profesor; mientras caminaba por el pasillo me preguntaba si me había confundido de clase, pero no era posible: allí estaban mis compañeros, todos los que unos días atrás habíamos comenzado a estudiar electrónica. Cuando le dije al profesor que qué significaba aquello me dijo que empezábamos así, que las casas de empiezan por los cimientos, no por el tejado.

Estuvimos tres meses limando hierro; los siguientes tres meses no fueron mucho menos decepcionantes: enlazando cables. Por fin, los últimos tres meses, empezamos a hacer circuitos eléctricos, algo que ya se aproximaba a lo que habíamos ido a estudiar. Fueron tiempos duros porque yo me preguntaba constantemente para que me iba a servir limar hierro, o que los romanos hubieran invadido palestina hacia dos mil años, o... tantas cosas que me parecían inútiles para después ir a engrosar las listas del paro.

Pero resulta que sí me sirvió aprender a limar hierro para desempeñar otras funciones a lo largo de mi vida, en mi trabajo y en mi hogar; a Pepito Pérez le sirvió aprender lo de la invasión de los romanos porque fue una pregunta que le hicieron en un concurso y al acertarla se llevó quince millones de pesetas de la época y en las listas del paro no se ésta siempre.

Así que os animo a estudiar, porque hoy tenéis grandes medios; si yo hubiera tenido un ordenador en mi pupitre a los catorce años hoy sería ingeniero; y no lo digo sólo por el ordenador, sino por todos los medios que tenéis.

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