Este blog lleva inactivo bastante tiempo; las circunstancias de la vida son así. Día a día van creciendo las obligaciones y se van dejando de lado las devociones, haciendo caso al refrán. En este caso desde marzo está de baja, y ya venía de un periodo de inactividad también bastante largo.
Hoy, que las obligaciones me permiten una devoción, me animo a iniciar una nueva singladura, ya terminando el año, aunque sin garantizar que tenga continuidad, y, lo mismo que espero tener un poco de tranquilidad a lo largo del nuevo año para poder desarrollar algunas devociones, espero que nuestro país tenga también un poco de tranquilidad a lo largo de este nuevo periodo que se avecina, porque, si repasamos la historia, vemos que pocos periodos tranquilos hemos tenido: vamos de sobresalto en sobresalto y, a las pequeñas historias personales y cotidianas de cada día, que ya son difíciles de sobrellevar, se nos unen grandes "movidas" que nos sacuden y nos zarandean sin parar a nivel nacional o mundial.
Es la maquinaria de la historia, que no se detiene, el giro de los planetas, que no cesa, pero a lo mejor estaría bien que nuestros gobernantes y su entorno, oposiciones, minorías y mayorías, reflexionaran un poquito y dicidieran reducir la velocidad de la maquinaria, no vaya a ser que en cualquier curva, conocida o inesperada, descarrilemos con consecuencias imprevisibles.
Hoy, que las obligaciones me permiten una devoción, me animo a iniciar una nueva singladura, ya terminando el año, aunque sin garantizar que tenga continuidad, y, lo mismo que espero tener un poco de tranquilidad a lo largo del nuevo año para poder desarrollar algunas devociones, espero que nuestro país tenga también un poco de tranquilidad a lo largo de este nuevo periodo que se avecina, porque, si repasamos la historia, vemos que pocos periodos tranquilos hemos tenido: vamos de sobresalto en sobresalto y, a las pequeñas historias personales y cotidianas de cada día, que ya son difíciles de sobrellevar, se nos unen grandes "movidas" que nos sacuden y nos zarandean sin parar a nivel nacional o mundial.
Es la maquinaria de la historia, que no se detiene, el giro de los planetas, que no cesa, pero a lo mejor estaría bien que nuestros gobernantes y su entorno, oposiciones, minorías y mayorías, reflexionaran un poquito y dicidieran reducir la velocidad de la maquinaria, no vaya a ser que en cualquier curva, conocida o inesperada, descarrilemos con consecuencias imprevisibles.
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