Una de las definiciones de marketing podría ser ésta: “es un conjunto de actividades(diseño de productos, publicidad, venta, distribución)destinadas a lograr, con beneficio, la satisfacción del consumidor mediante un producto o servicio.”
Es decir, tenemos una empresa, analizamos qué es lo que necesita, desea o requiere el consumidor en un momento dado y procuramos satisfacerle mediante la ejecución de las actividades enunciadas anteriormente hasta que el producto llega a sus manos.
Un amigo me dio cierto día, hace bastante tiempo, una definición mucho más simple de marketing; cuando le pregunté qué era eso (nos encontrábamos en una tienda) se limitó a coger un bote de cristal que contenía un producto líquido. El bote era transparente por la parte de abajo y opaco por la parte de arriba, de forma que no se podía ver hasta donde llegaba el contenido. Mi amigo le dio la vuelta y entonces pude comprobar que el recipiente no estaba lleno, sino que le faltaba una cuarta parte. “Esto es marketing –me dijo mi amigo-; venderte lo que en realidad no existe”.
Pues parece que no le faltaba razón; el marketing hace que compremos aquello que se adapta a nuestros deseos, pero no siempre el producto que se recibe se corresponde con la realidad que esperábamos. Esta historia se me viene a la mente cuando me asomo a los medios de comunicación y veo el jaleo político que hay montado con los presuntos casos de corrupción, los presuntos casos de espionaje y otras “presuntas” cosas que van apareciendo a la luz pública convenientemente dosificadas y administradas para que nos vayamos olvidando de lo que es el principal problema ahora mismo en España y en el mundo: la crisis económica.
¿Estamos ante una gigantesca operación de marketing para que nos olvidemos de que ni gobierno ni oposición pueden solucionar la crisis porque no tiene solución? No me refiero a que los presuntos delitos hayan sido inventados especialmente para la ocasión; me refiero a que, presuntamente y oportunamente, han sido sacados a la luz pública en la fecha justa para montar la marimorena y desviar la atención pública. Y sí esto fuera así, ¿quién tiene autoridad para hacer estas cosas en uno y otro bando? ¿Y cuantas cosas hay ocultas esperando salir a la luz en el momento oportuno? Me da miedo pensar ésto, porque significaría que el tan cacareado estado de derecho no va bien.
Prefiero pensar que el estado de derecho está funcionando perfectamente y esto es solo una coincidencia; y, otra cosa: lo de la crisis económica es muy difícil de olvidar.
Es decir, tenemos una empresa, analizamos qué es lo que necesita, desea o requiere el consumidor en un momento dado y procuramos satisfacerle mediante la ejecución de las actividades enunciadas anteriormente hasta que el producto llega a sus manos.
Un amigo me dio cierto día, hace bastante tiempo, una definición mucho más simple de marketing; cuando le pregunté qué era eso (nos encontrábamos en una tienda) se limitó a coger un bote de cristal que contenía un producto líquido. El bote era transparente por la parte de abajo y opaco por la parte de arriba, de forma que no se podía ver hasta donde llegaba el contenido. Mi amigo le dio la vuelta y entonces pude comprobar que el recipiente no estaba lleno, sino que le faltaba una cuarta parte. “Esto es marketing –me dijo mi amigo-; venderte lo que en realidad no existe”.
Pues parece que no le faltaba razón; el marketing hace que compremos aquello que se adapta a nuestros deseos, pero no siempre el producto que se recibe se corresponde con la realidad que esperábamos. Esta historia se me viene a la mente cuando me asomo a los medios de comunicación y veo el jaleo político que hay montado con los presuntos casos de corrupción, los presuntos casos de espionaje y otras “presuntas” cosas que van apareciendo a la luz pública convenientemente dosificadas y administradas para que nos vayamos olvidando de lo que es el principal problema ahora mismo en España y en el mundo: la crisis económica.
¿Estamos ante una gigantesca operación de marketing para que nos olvidemos de que ni gobierno ni oposición pueden solucionar la crisis porque no tiene solución? No me refiero a que los presuntos delitos hayan sido inventados especialmente para la ocasión; me refiero a que, presuntamente y oportunamente, han sido sacados a la luz pública en la fecha justa para montar la marimorena y desviar la atención pública. Y sí esto fuera así, ¿quién tiene autoridad para hacer estas cosas en uno y otro bando? ¿Y cuantas cosas hay ocultas esperando salir a la luz en el momento oportuno? Me da miedo pensar ésto, porque significaría que el tan cacareado estado de derecho no va bien.
Prefiero pensar que el estado de derecho está funcionando perfectamente y esto es solo una coincidencia; y, otra cosa: lo de la crisis económica es muy difícil de olvidar.
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