Hace un tiempo publiqué una entrada sobre el Titanic, el hundimiento del lujoso trasatlántico considerado como la mayor catástrofe marítima de la historia; sin embargo, no fue éste el mayor desastre acaecido en los mares; la tragedia de más magnitud hay que buscarla en el hundimiento de varios buques ocurridos durante la segunda guerra mundial.
En 1943, el Struma, un barco griego con refugiados judíos se dirigía hacia palestina, lugar bajo dominación inglesa; sin embargo, tenía que hacer escala en Estambul para recoger los certificados de inmigración, sin los cuales no los dejarían entrar en Palestina. Estos certificados no les fueron entregados; en realidad, el embarque era un engaño para elevar el precio de los pasajes. Turquía no permitió desembarcar a los que iban a bordo; Rumania, de donde había partido el barco, tampoco permitía su regreso. Finalmente, con los motores averiados y sin combustible el barco fue remolcado a aguas abiertas donde quedó a la deriva con sus pasajeros sin comida abandonados a su suerte. El submarino soviético SC-213 lo hundió, al tomarlo por un buque de provisiones para Alemania. De las más de setecientas personas que había a bordo solo hubo un superviviente.
El Indianápolis, el barco que transportó las bombas atómicas que se lanzaron sobre Japón en 1945, en el viaje de regreso efectuado después de dejar las bombas fue torpedeado por un submarino japonés; de los más de mil miembros de la tripulación unos ochocientos quedaron vivos gracias a los chalecos salvavidas; esperaban que los rescatarían inmediatamente, pero sorprendentemente nadie acudió al rescate hasta pasados tres días porque la Marina no sabía de su hundimiento. Pero para cuando fueron descubiertos, solo quedaban trescientos supervivientes. El resto había sucumbido al ataque de los tiburones.
En 1942 se produjo el ataque japonés a Pearl Harbor; informaciones, fundadas o no, sobre éste hecho, aseguran que el presidente estadounidense sabía que el ataque se produciría. Según ciertas informaciones el embajador de Perú en Tokio había contactado con su homólogo estadounidense para advertirle de que varias fuentes informaban de que se estaba planeando el ataque; incluso, días después, informaron de que el ataque era inminente. La ausencia (¿casual?) de tres portaaviones en el día del suceso desataron las sospechas: el ataquesería la excusa perfecta para entrar en la guerra. La tragedia... casi dos mil quinientos muertos y cerca de dos mil heridos.
En mayo de 1945 el trasatlántico Cap Arcona, con más de cuatro mil pasajeros, prisioneros polacos y rusos, fue injustificablemente hundido por un bombardeo de la aviación inglesa con la sospecha de que el buque solo fue un objetivo para probar armamento avanzado; el hundimiento provocó una marea de cadáveres que llegaron a la costa en los días siguientes.
El 31 de enero de 1945 el buque alemán Wilhem Gustloff, usado para transportar civiles alemanes ante el avance de las tropas rusas, fue torpedeado por el submarino soviético S-13; dos de los torpedos le alcanzaron de lleno. En el barco viajaban más de diez mil personas, la mayoría mujeres, niños y heridos; más de ocho mil murieron. Solo se pudieron rescatar a mil doscientos supervivientes por otros barcos alemanes, muchos de los cuales murieron luego por el frío.
Esta si es la tragedia marítima más grande de la historia; es poco conocida, porque a los aliados no les interesaba que saliera a la luz, al igual que algunas de las que aquí han sido narradas. Solo al cabo de muchos años, tras la desclasificación de informes y cuando fueron tenazmente investigados los hechos oscuros de la segunda guerra mundial, aparecieron historias como ésta.
En 1943, el Struma, un barco griego con refugiados judíos se dirigía hacia palestina, lugar bajo dominación inglesa; sin embargo, tenía que hacer escala en Estambul para recoger los certificados de inmigración, sin los cuales no los dejarían entrar en Palestina. Estos certificados no les fueron entregados; en realidad, el embarque era un engaño para elevar el precio de los pasajes. Turquía no permitió desembarcar a los que iban a bordo; Rumania, de donde había partido el barco, tampoco permitía su regreso. Finalmente, con los motores averiados y sin combustible el barco fue remolcado a aguas abiertas donde quedó a la deriva con sus pasajeros sin comida abandonados a su suerte. El submarino soviético SC-213 lo hundió, al tomarlo por un buque de provisiones para Alemania. De las más de setecientas personas que había a bordo solo hubo un superviviente.
El Indianápolis, el barco que transportó las bombas atómicas que se lanzaron sobre Japón en 1945, en el viaje de regreso efectuado después de dejar las bombas fue torpedeado por un submarino japonés; de los más de mil miembros de la tripulación unos ochocientos quedaron vivos gracias a los chalecos salvavidas; esperaban que los rescatarían inmediatamente, pero sorprendentemente nadie acudió al rescate hasta pasados tres días porque la Marina no sabía de su hundimiento. Pero para cuando fueron descubiertos, solo quedaban trescientos supervivientes. El resto había sucumbido al ataque de los tiburones.
En 1942 se produjo el ataque japonés a Pearl Harbor; informaciones, fundadas o no, sobre éste hecho, aseguran que el presidente estadounidense sabía que el ataque se produciría. Según ciertas informaciones el embajador de Perú en Tokio había contactado con su homólogo estadounidense para advertirle de que varias fuentes informaban de que se estaba planeando el ataque; incluso, días después, informaron de que el ataque era inminente. La ausencia (¿casual?) de tres portaaviones en el día del suceso desataron las sospechas: el ataquesería la excusa perfecta para entrar en la guerra. La tragedia... casi dos mil quinientos muertos y cerca de dos mil heridos.
En mayo de 1945 el trasatlántico Cap Arcona, con más de cuatro mil pasajeros, prisioneros polacos y rusos, fue injustificablemente hundido por un bombardeo de la aviación inglesa con la sospecha de que el buque solo fue un objetivo para probar armamento avanzado; el hundimiento provocó una marea de cadáveres que llegaron a la costa en los días siguientes.
El 31 de enero de 1945 el buque alemán Wilhem Gustloff, usado para transportar civiles alemanes ante el avance de las tropas rusas, fue torpedeado por el submarino soviético S-13; dos de los torpedos le alcanzaron de lleno. En el barco viajaban más de diez mil personas, la mayoría mujeres, niños y heridos; más de ocho mil murieron. Solo se pudieron rescatar a mil doscientos supervivientes por otros barcos alemanes, muchos de los cuales murieron luego por el frío.
Esta si es la tragedia marítima más grande de la historia; es poco conocida, porque a los aliados no les interesaba que saliera a la luz, al igual que algunas de las que aquí han sido narradas. Solo al cabo de muchos años, tras la desclasificación de informes y cuando fueron tenazmente investigados los hechos oscuros de la segunda guerra mundial, aparecieron historias como ésta.
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