Terminó la cuenta atrás y se celebraron las elecciones gallegas y vascas, con un resultado claro en Galicia e incierto en el País Vasco; Galicia vuelve a ser del PP, después de un paréntesis de cuatro años. Este triunfo es un balón de oxígeno para el líder popular, agobiado por el presunto escándalo de corrupción y el presunto caso de espionaje en la comunidad de Madrid, hechos agravados por las disquisiciones sobre su liderato (que parece se cerraron después del último congreso del partido) y, como no, el peso de dos elecciones perdidas a su espalda. No se yo como habrán andado las cosas en ese comunidad (verlo en noticias no es lo mismo que vivirlo), pero parece que el presidente saliente de la comunidad ha cometido ciertos errores que le han costado la reelección, uno de ellos el gasto excesivo en cosas superfluas (eso dicen), tanto más grave cuanto más crisis, y crisis hay ahora bastante. De todas formas queda claro que Galicia es un feudo del PP (en las anteriores elecciones fue la lista más votada, aunque no consiguiera la mayoría absoluta, cosa que ahora sí ha logrado).
En el País Vasco, en cambio, habrá que negociar, pero de eso entienden mucho los partidos políticos cuando es necesario; el PNV, la lista más votada, sería, teóricamente, quien debería formar gobierno, para lo cual necesitará el apoyo de partidos no nacionalistas, lo cual puede suponerle una complicación grave. De hecho, se piensa en una alianza de los socialistas, los populares y el incipiente partido de Rosa Díez, como alternativa de gobierno, pero algún cargo destacado del PNV ya ha dicho que éste sería un pacto “antinatura”, porque se llevan fatal en todas partes, ¿como se van a poner de acuerdo allí? Hombre, razón no le falta, pero si volvemos la vista atrás, en esto de las coaliciones no hay límites. El PNV ya gobernó con los socialistas, e incluso tuvieron pacto a nivel nacional con los populares; en otras administraciones, locales o autonómicas, hemos visto pactos de todo tipo y color entre partidos de distinta ideología, así que en el país Vasco puede salir cualquier cosa.
En el País Vasco, en cambio, habrá que negociar, pero de eso entienden mucho los partidos políticos cuando es necesario; el PNV, la lista más votada, sería, teóricamente, quien debería formar gobierno, para lo cual necesitará el apoyo de partidos no nacionalistas, lo cual puede suponerle una complicación grave. De hecho, se piensa en una alianza de los socialistas, los populares y el incipiente partido de Rosa Díez, como alternativa de gobierno, pero algún cargo destacado del PNV ya ha dicho que éste sería un pacto “antinatura”, porque se llevan fatal en todas partes, ¿como se van a poner de acuerdo allí? Hombre, razón no le falta, pero si volvemos la vista atrás, en esto de las coaliciones no hay límites. El PNV ya gobernó con los socialistas, e incluso tuvieron pacto a nivel nacional con los populares; en otras administraciones, locales o autonómicas, hemos visto pactos de todo tipo y color entre partidos de distinta ideología, así que en el país Vasco puede salir cualquier cosa.
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