Pues si, parece ser que, si nos cargamos el kiosco con el tema del cambio climático y demás, ya podemos coger los bártulos y, pululando por el espacio, llegar a un planeta situado a veinte años luz de la tierra, (ahí al ladito, vamos) fuera del sistema solar, donde, por lo visto, podríamos comenzar a vivir de nuevo, ya que las condiciones de este planeta llamado Gliese 581 g son muy similares a las del nuestro.
Según las informaciones proporcionadas por los expertos, Gliese 581 g, podría albergar sin problemas a la raza humana; en uno de sus lados es de día siempre, mientras que en el otro, siempre es de noche, pero bueno, todo sería cuestión de acostumbrarse y, si queremos cena romántica a la luz de las velas, cambiar de hemisferio, aunque depende de donde vivamos puede que no esté precisamente a la vuelta de la esquina.
En la zona más habitable del planeta, entre la sombra y la luz, existe un amanecer y un atardecer infinitos; incluso algunos científicos apuestan por un cien por cien de probabilidades de que allí exista vida, otros simplemente afirman que, dadas las condiciones, es posible la existencia de algún ser vivo.
Sea lo que sea nosotros no vamos a saberlo; según dicen harán falta unos doscientos años para averiguar si allí hay vida: cuando se consiga enviar sofisticados robots que envíen fotos detalladas del lugar.
Mientras tanto, vamos a cuidar lo que tenemos, ¿no?
Según las informaciones proporcionadas por los expertos, Gliese 581 g, podría albergar sin problemas a la raza humana; en uno de sus lados es de día siempre, mientras que en el otro, siempre es de noche, pero bueno, todo sería cuestión de acostumbrarse y, si queremos cena romántica a la luz de las velas, cambiar de hemisferio, aunque depende de donde vivamos puede que no esté precisamente a la vuelta de la esquina.
En la zona más habitable del planeta, entre la sombra y la luz, existe un amanecer y un atardecer infinitos; incluso algunos científicos apuestan por un cien por cien de probabilidades de que allí exista vida, otros simplemente afirman que, dadas las condiciones, es posible la existencia de algún ser vivo.
Sea lo que sea nosotros no vamos a saberlo; según dicen harán falta unos doscientos años para averiguar si allí hay vida: cuando se consiga enviar sofisticados robots que envíen fotos detalladas del lugar.
Mientras tanto, vamos a cuidar lo que tenemos, ¿no?
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