Dos científicos estadounidenses han lanzado la idea (más bien hablan de necesidad y urgencia) de enviar misiones tripuladas a Marte… sin posibilidad de retorno. Al parecer, lo más costoso de una misión espacial de este calibre es el regreso de los astronautas, así que si se quedan allí, los costes se reducen bastante. Mira por donde, ¡hasta aquí han llegado los recortes por la crisis económica!
Primero se enviarían una serie de misiones no tripuladas con material imprescindible para que los astronautas pudieran sobrevivir y, una vez que estuvieran allí, seguirían recibiendo suministros terrestres hasta que Marte pudiera generarles su propio sustento, vulgo hasta que pudieran buscarse la vida por sí mismos.
La razón principal de que deberíamos ponernos las pilas y empezar a colonizar el espacio no viene esta vez motivada por la amenaza del cambio climático y sus posibles consecuencias, sino por la fragilidad de la tierra ante impactos de asteroides y otras historias galácticas (como las explosiones de supernovas), que podían eliminar a la raza humana si no tienen otros planetas a donde poder emigrar a largo plazo.
La NASA ya tiene voluntarios para el caso de que esta misión se llevase a cabo; serían gente mayor con una esperanza de vida rondando los veinte años, que empezarían a preparar el terreno para los que vendrían luego y que, por supuesto, acabarían su vida allí; eso sí, conectados con la tierra por e-mail, video conferencia y radio, por supuesto, como no podía ser de otra manera en plena era de las comunicaciones.
En fin, al final se va a hacer realidad ese cartelito humorístico que pululaba por ahí donde un hombre, enfadado, gritaba: ¡paren el mundo, que me quiero bajar! Pues mira, no va a hacer falta ni pararlo; podremos emigrar tal que así.
La razón principal de que deberíamos ponernos las pilas y empezar a colonizar el espacio no viene esta vez motivada por la amenaza del cambio climático y sus posibles consecuencias, sino por la fragilidad de la tierra ante impactos de asteroides y otras historias galácticas (como las explosiones de supernovas), que podían eliminar a la raza humana si no tienen otros planetas a donde poder emigrar a largo plazo.
La NASA ya tiene voluntarios para el caso de que esta misión se llevase a cabo; serían gente mayor con una esperanza de vida rondando los veinte años, que empezarían a preparar el terreno para los que vendrían luego y que, por supuesto, acabarían su vida allí; eso sí, conectados con la tierra por e-mail, video conferencia y radio, por supuesto, como no podía ser de otra manera en plena era de las comunicaciones.
En fin, al final se va a hacer realidad ese cartelito humorístico que pululaba por ahí donde un hombre, enfadado, gritaba: ¡paren el mundo, que me quiero bajar! Pues mira, no va a hacer falta ni pararlo; podremos emigrar tal que así.
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