Conversación 1. Fecha: Agosto de 2006. Lugar: una velada veraniega, tomando cubatas.
Interlocutor 1: Pues sí, yo he conseguido un puesto de funcionario; el sueldo no está mal, mil cien eurillos al mes, más pluses cuando los hay. Lo que pasa es que tengo que desplazarme todos los días cincuenta kilómetros.
Interlocutor 2: ¿Cincuenta kilómetros? ¿Por mil euros y pico? Tú eres tonto; yo no me desplazo cincuenta kilómetros ni por dos mil quinientos euros, fíjate.
Interlocutor 3: Ostras, por dos mil quinientos Euros me desplazo yo quinientos kilómetros si hace falta todos los días.
Interlocutor 2: Vamos, vamos… ¡Yo creí que los funcionarios ganaban más! Por ese dinero no trabajo yo ni aquí en el pueblo…
Interlocutor 3: Pero hombre, las ventajas…
Interlocutor 2: ¿Que ventajas? Lo que vale es esto: veinte días de trabajo mal contados y tres mil machacantes. ¡Funcionario! ¡Bah...!
Conversación 2: Fecha, abril de 2010. Lugar: Un kiosco de barriada, tomando cerveza.
Interlocutor 1: Veras tú, que, con esto de la crisis, a los funcionarios nos van a acabar bajando el sueldo…
Interlocutor 2: Pues eso está más que bien; lo que no puede ser es que los funcionarios ganen tanto dinero, tengan tantos días libres y nosotros aquí, con un paro de ochocientos euros mal contados.
Interlocutor 3: Hombre, mil cien euros o mil doscientos… no es tanto dinero. Además, tú, el paro, lo tienes según has cotizado… ¿Por qué no cotizaste más cuando pudiste?
Interlocutor 2: Yo no entiendo de cotizaciones; a mí lo que me vale es la “manteca” a fin de mes. Y además, ¿qué no es poco dinero…? A todos los que comen de la olla gorda le tenían que bajar el sueldo… ¡Que tienen al gobierno arruinado…! O por lo menos, que no fueran fijos; eso tenía que ser por periodos. Tú estos dos años, pues ahora me toca a mí.
Interlocutor 3: Pero chiquillo, ¿y las oposiciones, y el trabajo? ¿Qué ibas a hacer tú de funcionario…?
Interlocutor 2: Nada, nada, tonterías; las cosas más repartidas… O si no a los funcionarios que les bajen el sueldo a la mitad.
Interlocutor 1: Ya; hace cuatro años éramos uno tontos y ahora tenemos que solucionar la crisis. Pues ahora la crisis que la solucionen los culpables de la misma.
Interlocutor 3: Los que verdaderamente causaron la crisis se van a ir de rositas. Al final pagan los de siempre.
INFORMACION Y CONCLUSIONES
Los interlocutores de ambas conversaciones son las mismas personas.
El interlocutor 1 era funcionario, y lo sigue siendo; hoy con un cinco por ciento menos de sueldo.
El interlocutor 2 ha sido soldado, carpintero, barrendero, chófer, albañil... y pensador. Hoy está en el paro.
El interlocutor tres de ambas conversaciones es el que suscribe.
Las conclusiones las voy a dejar que las saquen ustedes mismos.
Interlocutor 2: ¿Cincuenta kilómetros? ¿Por mil euros y pico? Tú eres tonto; yo no me desplazo cincuenta kilómetros ni por dos mil quinientos euros, fíjate.
Interlocutor 3: Ostras, por dos mil quinientos Euros me desplazo yo quinientos kilómetros si hace falta todos los días.
Interlocutor 2: Vamos, vamos… ¡Yo creí que los funcionarios ganaban más! Por ese dinero no trabajo yo ni aquí en el pueblo…
Interlocutor 3: Pero hombre, las ventajas…
Interlocutor 2: ¿Que ventajas? Lo que vale es esto: veinte días de trabajo mal contados y tres mil machacantes. ¡Funcionario! ¡Bah...!
Conversación 2: Fecha, abril de 2010. Lugar: Un kiosco de barriada, tomando cerveza.
Interlocutor 1: Veras tú, que, con esto de la crisis, a los funcionarios nos van a acabar bajando el sueldo…
Interlocutor 2: Pues eso está más que bien; lo que no puede ser es que los funcionarios ganen tanto dinero, tengan tantos días libres y nosotros aquí, con un paro de ochocientos euros mal contados.
Interlocutor 3: Hombre, mil cien euros o mil doscientos… no es tanto dinero. Además, tú, el paro, lo tienes según has cotizado… ¿Por qué no cotizaste más cuando pudiste?
Interlocutor 2: Yo no entiendo de cotizaciones; a mí lo que me vale es la “manteca” a fin de mes. Y además, ¿qué no es poco dinero…? A todos los que comen de la olla gorda le tenían que bajar el sueldo… ¡Que tienen al gobierno arruinado…! O por lo menos, que no fueran fijos; eso tenía que ser por periodos. Tú estos dos años, pues ahora me toca a mí.
Interlocutor 3: Pero chiquillo, ¿y las oposiciones, y el trabajo? ¿Qué ibas a hacer tú de funcionario…?
Interlocutor 2: Nada, nada, tonterías; las cosas más repartidas… O si no a los funcionarios que les bajen el sueldo a la mitad.
Interlocutor 1: Ya; hace cuatro años éramos uno tontos y ahora tenemos que solucionar la crisis. Pues ahora la crisis que la solucionen los culpables de la misma.
Interlocutor 3: Los que verdaderamente causaron la crisis se van a ir de rositas. Al final pagan los de siempre.
INFORMACION Y CONCLUSIONES
Los interlocutores de ambas conversaciones son las mismas personas.
El interlocutor 1 era funcionario, y lo sigue siendo; hoy con un cinco por ciento menos de sueldo.
El interlocutor 2 ha sido soldado, carpintero, barrendero, chófer, albañil... y pensador. Hoy está en el paro.
El interlocutor tres de ambas conversaciones es el que suscribe.
Las conclusiones las voy a dejar que las saquen ustedes mismos.
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