Los juegos olímpicos actuales, inspirados en los que organizaban los griegos en la ciudad de Olimpia entre los años 776 a.C. y 393 d.C., se realizaron por primera vez en Atenas, gracias a las gestiones de un Barón francés y, desde entonces, salvo excepciones causadas por las dos guerras mundiales, se vienen celebrando cada cuatro años.
Si volvemos la vista atrás para observarlos, veremos que estos juegos no han estado exentos de polémicas políticas, como el boicot que se planteó a los celebrados en Moscú en 1980, época aún de guerra fría.
Pero el hecho más dramático acaecido en los juegos olímpicos ocurrió en Alemania.
La denominada “Masacre de Múnich” tuvo lugar en ésta ciudad durante la XX edición de los Juegos Olímpicos de verano, cuando un comando terrorista tomó como rehenes a parte del equipo olímpico israelí; el resultado final del asalto y del intento de liberación fue de once atletas muertos; también murieron cinco de los asaltantes y un oficial de la policía alemana.
Tras horas de negociación secuestradores y rehenes partieron en helicópteros hacia el aeropuerto, donde se suponía que les esperaba un avión que les llevaría a El Cairo; fue allí donde la policía inició el asalto con el trágico desenlace mencionado.
Los juegos no fueron suspendidos a pesar de diversas peticiones en éste sentido, ya que los máximos responsables de los mismos decidieron que los terroristas no podían condicionar la celebración de unos juegos olímpicos.
Si volvemos la vista atrás para observarlos, veremos que estos juegos no han estado exentos de polémicas políticas, como el boicot que se planteó a los celebrados en Moscú en 1980, época aún de guerra fría.
Pero el hecho más dramático acaecido en los juegos olímpicos ocurrió en Alemania.
La denominada “Masacre de Múnich” tuvo lugar en ésta ciudad durante la XX edición de los Juegos Olímpicos de verano, cuando un comando terrorista tomó como rehenes a parte del equipo olímpico israelí; el resultado final del asalto y del intento de liberación fue de once atletas muertos; también murieron cinco de los asaltantes y un oficial de la policía alemana.
Tras horas de negociación secuestradores y rehenes partieron en helicópteros hacia el aeropuerto, donde se suponía que les esperaba un avión que les llevaría a El Cairo; fue allí donde la policía inició el asalto con el trágico desenlace mencionado.
Los juegos no fueron suspendidos a pesar de diversas peticiones en éste sentido, ya que los máximos responsables de los mismos decidieron que los terroristas no podían condicionar la celebración de unos juegos olímpicos.
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