RUINA APLICADA AL BOLSILLO COMUN

Hace unos cuantos días mi hijo compró un libro que le faltaba para sus estudios de bachillerato; yo ya he comentado en alguna ocasión que todo lo que estudies te puede valer, (incluso cuando me pusieron a limar hierro para estudiar electrónica, que fue una de las decepciones más grandes de mi juventud). También es cierto que, una vez superada la etapa de la ESO, quien siga estudiando es “por que quiere”. En todo caso el estudio ya no es obligatorio (aunque se baraja la posibilidad de que lo pongan obligatorio, cosa que, tal y como está la formación académica no me parece nada lógica: ya les cuesta a los profesores soportar alumnos impresentables hasta los dieciséis años, cuanto más dos años más), y, al no ser obligatorio, la respuesta ante cualquier protesta puede ser “Eso es lo que hay; o lo tomas o lo dejas”.
Es lo que yo supongo que me dirán al protestar por el precio del libro; porque eso es lo que hago en ésta entrada: protestar por el precio del libro. Valga la redundancia. Porque el dichoso libro vale TREINTA EUROS. En estos siete años puede que nos hayamos “adormilado” en las conversiones “euros-pesetas”, pero yo recuerdo que treinta euros son CINCO MIL PESETAS. ¿Recuerdan ustedes cuantas cosas se podían comprar, cuando entró el Euro, con cinco mil pesetas? ¿Recuerdan que comentábamos que cuando cambiábamos un billete de cinco mil se iban “volando”? Pues ahora se van volando pero sin cambiarlos.
El libro se titula “MATEMATICAS APLICADAS A LAS CIENCIAS SOCIALES.”
Nuestra economía de la “zona euro” se titula… pues, eso: “RUINA APLICADA AL BOLSILLO COMUN”.