Los años en que Adolfo Suarez fue presidente del Gobierno de España coincidieron con parte de mi adolescencia (si hago caso a la definición de la OMS de adolescencia); en el año 1976 yo no tenía claro nada en la vida y en 1981 aún no había asumido por completo la realidad de la misma, pero si viví aquel periodo, a caballo entre el miedo de mis mayores y la esperanza de que todo fuera bien en aquella convulsa época que nos había caído encima, navegando entre mis propios miedos que ya comenté en este blog en aquella ocasión en la que hablé del golpe del 23-f.
La muerte del ex-presidente Suarez ha traído a mi memoria imágenes de aquellos años, pero especialmente una: acompañé a mi abuelo a votar por primera vez en su vida, unas votaciones que había traído "un tal Suarez" que podía prometer y prometía un cambio radical en la vida política española.
Habrá visiones objetivas, subjetivas o alternativas, sobre la figura de este hombre en la historia de España, pero nadie puede negar que fue determinante en la llamada transición, en la evolución hacia la democracia que hoy tenemos y en cambiar un país que llevaba años anclado en el pasado.
En lo que a mi respecta, dado lo vivido antes, durante y después, tengo que decir: "Gracias, señor Suarez".
Mis condolencias a toda la familia. Descanse en paz.
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