El INEM (ahora en Andalucía SAE –Servicio Andaluz de Empleo-) es popularmente conocido como “la oficina del paro”. Cuando alguien se queda parado solicita la prestación por desempleo y, tras el preceptivo papeleo (que vuelve loco a cualquiera), recibe un subsidio en base al tiempo que ha estado trabajando y al dinero que ha cotizado. A principios de agosto vi en esa oficina a una persona solicitar el paro. La frase de la funcionaria, una vez comprobados todos los papeles fue: “Bueno, todo está correcto; pero la encargada del tema está de vacaciones hasta finales de agosto y tiene un montón de expedientes atrasados; así que, si no te viene el paro en septiembre, te vendrá en octubre”.
Cuesta trabajo creer que en un país que se las da de moderno, progresista y avanzado en el desarrollo de la ayuda social, una familia tenga que esperar dos meses para recibir el subsidio de desempleo porque hay alguien de vacaciones.
La frase “En agosto el país está paralizado” es cierta; hay cosas que no pueden esperar y las administraciones deberían tener esto en cuenta para cubrir adecuadamente las vacantes; y lo más chocante de todo esto es que pase en la empresa pública.
