Meses atrás comenté en este blog que la lectura de los Diarios de Azaña generaría una entrada, la
cual llega hoy, al hilo de una noticia relacionada con los "Sucesos de Casas Viejas", a saber, la solicitud por parte del Ayuntamiento de Benalup a la Junta de Andalucia para que declare sitio histórico a los lugares donde acaecieron los hechos; he leído parte de esos "Diarios", concretamente, desde el 8 de enero de 1933, día en que se desató la revolución anarquista en España, hasta el 16 de abril. Ignoro si después de esta fecha habrá más referencias a nuestro pueblo, aunque me imagino que sí. Durante ese periodo, Azaña cita en sus diarios a Casa Viejas en multitud de ocasiones; esas referencias, aunque abundantes, no son muy profundas, pero sí contundentes algunas veces, como cuando dice "tengo malas noticias de lo de
Casas Viejas; me temo lo peor", o "Todo esto es atroz. No se puede estar peor servido"
Azaña desgrana en sus diarios la intensa actividad de un Primer Ministro, que además era Ministro de la Guerra: Consejos de Ministros, citas con el Presidente de la República, preparación y firmas
de decretos, asuntos de política nacional e internacional, cenas oficiales, discursos en el parlamento... En ocasiones se queja de la campaña desatada contra él y contra el gobierno,narra encuentros con ministros, ayudantes, subsecretarios y otras personas de su entorno político y personal que a veces duran hasta altas horas de la madrugada, se queja alguna vez del mucho trabajo y que cada vez le cuesta más "desconectar" del mismo y descansar y muestra su descontento por la notoriedad que tiene cuando se desplaza a cualquier sitio, deseando pasar desapercibido.Lucha por llevar adelante un gobierno de coalición con distintas tendencias y cita con frecuencia a los enemigos de la República, de uno y otro extremo.
Está claro que "lo de Casas Viejas" fue una constante en la vida política y parlamentaria durante esos meses; la primera referencia en los Diarios está en una anotación del 13 de Febrero, donde dice que Casares le ha contado la conclusión de la rebeldía en Casas Viejas y que han hecho una
carnicería, con bajas en ambos bandos. Las siguientes referencias son sobre las discusiones en el
parlamento y los ataques que recibía de la oposición intentando cargarle la responsabilidad de lo
sucedido; el trece de febrero es cuando comenta lo de que se teme lo peor, el diecinueve, ante un
informe reservado sobre el asunto hecho por un militar dice que son "negras noticias" y el
veintidós del mismo mes le comenta al Presidente de la república la "mala impresión" que tiene sobre lo de Casas Viejas.
Siguen los debates en las Cortes y el veintitrés de febrero relata que la oposición le acusa de
haber autorizado los excesos cometidos en Casas Viejas y que cuando se habló de ello en las Cortes
el uno de febrero él los conocía, engañando al Gobierno y a la mayoría. Azaña sale del Salón de
Sesiones indignado, no soportando las acusaciones vertidas, relatando la sorpresa de sus amigos de verle por primera vez enfadado.
A partir del uno de marzo Azaña intensifica las investigaciones para tratar de averiguar lo
ocurrido, empieza a sospechar que el Director de Seguridad no le ha informado de todo y no está
manejando bien el asunto (en algunos apuntes Azaña se queja de la incompetencia de algunos de sus
subordinados); ese mismo día anota que decide llamar al Capitán Rojas, "que mandaba las fuerzas en
Casas Viejas", para interrogarle personalmente; relata parte de la conversación, repitiéndole
varias veces y en distinta forma, la pregunta de si en Casas Viejas había habido fusilamientos a lo que, escribe, siempre contestó negando.
El tres de marzo anota Azaña que, muy temprano, le dan la noticia de la confesión del teniente
Artal de que había habido fusilamientos y de que el capitán Rojas le había dicho que el Ministro de la Gobernación y el Presidente del Consejo estaban dispuestos a salvarlos... "no se puede estar peor servido..." Decide enviar al Capitán y al Teniente ante el juez, con el testimonio de sus declaraciones y sustituir inmediatamente a Menéndez, Director General de Seguridad (el cual más tarde es detenido y procesado, hecho que causa nuevos quebraderos de cabeza a Azaña y su entorno politico, aunque él creía en su inocencia, pero dudaba de cuando se había enterado Menéndez de los fusilamientos). Posteriormente tiene conocimiento de que ya el Capitán Rojas había escrito otra declaración admitiendo los fusilamientos antes de la entrevista en la cual se los negaba.
El seis de marzo Azaña informa al Consejo de Ministros sobre esa declaración y manifiesta que, si resulta que por testimonios irrecusables, es verdad lo de los fusilamientos, es conveniente que el Gobierno lo cuente "mañana mismo" en las Cortes antes de que lo diga oficialmente la comisión
parlamentaria enviada a Casas Viejas. Ese mismo día Azaña escribe que no cree que las barbaridades
cometidas por Rojas en Casas Viejas se hicieran con autorización o por orden de Menéndez, Director
de Seguridad; su duda o sospecha sigue siendo acerca del momento en que éste lo supo.
Al día siguiente, pues, Azaña da cuenta en las Cortes de las averiguaciones efectuadas y de la
confesión del Capitán; describe la sesión como penosa y que la Cámara está ya saturada del asunto. A partir de ahí y hasta donde yo he leído, "lo de Casas Viejas" vuelve a ser una referencia, cuando
escribe sobre temas parlamentarios o políticos, muchas veces refiriendose a que el "asunto" no ha hecho caer al Gobierno, como muchos esperaban, pero sin profundizar en el tema.
Decidí leer este libro como gran aficionado a los hechos históricos, y mucho más a los
relacionados con mi pueblo; seguiré leyendo (tiene casi mil trescientas páginas y yo solo he leído cien) y comentaré si hay más referencias a Casas Viejas.
1 COMENTARIOS:
He leído tu artículo de hoy y me ha gustado bastante. Animarte a continuar escribiendo sobre estos temas que tanto nos gustan a los dos. Lo he enlazado en el que yo he escrito en mi blog sobre la efeméride de hoy.Ánimo, salud y república.
Publicar un comentario