El telescopio europeo Herschel, el más grande jamás lanzado al espacio, ha comenzado a enviar datos de lo que hay “por ahí arriba”, desvelando miles de galaxias lejanas y estrellas en proceso de formación, como una de las llamadas “imposibles”, que según las teorías no debería existir, pero que se está gestando, tiene una masa más de ocho veces superior al sol y dentro de unos miles de años será una de las estrellas más grandes y brillantes de la Vía Láctea.
Este telescopio, junto al Hubble, y otras maravillas espaciales que nos han costado nuestra buena pasta, nos mantienen informados acerca de la evolución de las galaxias, de si hay agua en Neptuno o en un asteroide entre Marte y Júpiter o si en Plutón hay cambios estacionales, informaciones éstas que contribuirán a sacarnos de la actual crisis que padecemos y nos traerán, dentro de unos cuantos miles de años, un mundo mejor, o quizás, la ruta hacia otro planeta donde ir, cuando nos hayamos cargado éste.
Este telescopio, junto al Hubble, y otras maravillas espaciales que nos han costado nuestra buena pasta, nos mantienen informados acerca de la evolución de las galaxias, de si hay agua en Neptuno o en un asteroide entre Marte y Júpiter o si en Plutón hay cambios estacionales, informaciones éstas que contribuirán a sacarnos de la actual crisis que padecemos y nos traerán, dentro de unos cuantos miles de años, un mundo mejor, o quizás, la ruta hacia otro planeta donde ir, cuando nos hayamos cargado éste.
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